La verdad es que hace ya bastantes meses que hicimos nuestra escapada
a tierras nórdicas pero la rutina ha ido haciendo que pasaran los días
sin escribir ni una palabra sobre ella! Y eso…no puede ser!
Aquí vamos con nuestra pequeña reseña de los 4 días que pasamos en Estocolmo.
Quizás enero no es la mejor época para hacer una escapada a un país nórdico, pero nosotros somos así de valientes!
Y allí vamos, un 31 de enero, con toda la ropa térmica de que podemos
hacer acopio. Desde el aeropuerto a la ciudad cogemos lleva un autobús
con wifi de Flygbussarna. Nosotros llevábamos los billetes comprados
directamente desde Barcelona
para evitar el tener que comprarlos allí por el tema del cambio de
moneda (así de gusto:
http://www.flygbussarna.se/es
) Y ahí vamos, a toda velocidad por una autopista oscura y llena de
nieve…welcome to the North… El autobús nos deja en medio de la parte
moderna de la ciudad, cerca de la Terminal de
tren, una zona de llena de hoteles, luces y restaurantes. Pero nosotros
nos alojamos en la parte antigua, así que empezamos a caminar
arrastrando las maletas y los pies por la nieve mientras atravesamos las
calles cada vez más oscuras y solitarias a temperaturas
bajo cero.
Tras lo que nos pareció un buen rato, y con las trenzas ya
congeladas, atisbamos nuestro hostel atracado en el muelle. Es un barco
que hacía cruceros y que ha sido reconvertido en alojamiento al
finalizar sus años de servicio. La verdad
es que el hotel era chulo. Tenía ese encanto decadente de los cruceros
al más puro estilo vacaciones en el mar. Nos dan uno de los camarotes
originales que quedaban en el barco, con baño incluido y cama doble e,
ilusos de nosotros, estamos encantados! (http://www.anedinhostel.com/
Dejamos las maletas y nos lanzamos a buscar algún sitio para cenar.
El estar en el centro es un lujo, pero justamente este centro no es el
súmmum de la vida gastronómica de la ciudad. Aun así hay varios sitios y
nos decidimos por un vegetariano
que tiene muy buena pinta, el Hermitage. Y la verdad es que cenamos
súper bien! Una especie de buffet libre en el que todo estaba buenísimo!
Muy recomendable! (http://gastrogate.com/
Damos un corto paseo en la fría noche sueca deseando llegar a
nuestras camas a dormir como bebés … que inocentes éramos. Al principio
parecía que todo iba bien pero justo al otro lado del pasillo teníamos
la sala de máquinas (que suponemos
que albergaba las máquinas de la calefacción o no sé qué demonios
habría allí dentro). El caso es que no pudimos pegar ojo en toda la
noche porque el ruido de la maquinaria era brutal, al que se añadió el
griterío de los huéspedes fiesteros que vuelven de
madrugada. Toda la noche dando vueltas, con un dolor de cabeza in
crescendo a cada minuto que pasaba… una de las peores noches de mi vida
turística. Yo que me jacto de que el ruido no me molesta para dormir….
La verdad es que se nos está dando bastante bien el día y aprovechando la hora decidimos ir a una zona comercial donde visitamos un mercado de alimentos bien bonito. No es un mercado al uso, es decir, venden alimentos claro está, pero lo genial es que hay muchos puestos que te permiten comer allí mismo, hay varios de comida preparada, bocadillos … y todo tiene una pinta... a pesar de la tentación, cuando las tripas empiezan a rugirnos salimos a la calle para iniciar nuestra cruzada particular. Hemos oído hablar que por esta zona hay un puesto callejero donde se hacen los mejores bocadillos y salchichas de todo Estocolmo y…claro…no podemos perdérnoslo. Tras buscar un cajero para sacar coronas (la verdad es que cogen tarjeta en toooodos lados…menos en el puesto de bocadillos….) damos con el chiringuito de los bocatas y, tras los problemas de comunicación, hacemos nuestras elecciones dejándonos guiar por el amable chico que regenta el “local”. La verdad es que estaban buenísimos y eso de comer un bocadillo bien caliente a 0 grados es curioso!
Por la tarde nos dirigimos a la parte más “moderna” de la ciudad, con la Ópera y los teatros, los helados jardines, los cisnes nadando y una preciosa pista de hielo. Caemos en esa parte neutra que toda gran urbe tiene y que bien podría estar en Estocolmo o en Marrakech. Callejeamos, miramos escaparates, entramos en iglesias, descubrimos coquetos patios art decó, cálidas cafeterías con enormes surtidos de muffins y abarrotadas plazas con mercados callejeros y serias figuras al más puro estilo Gotham. Un grupo de Hare Krishna amenizan el paseo con su alegre cancioncilla mientras miramos a los que nos rodean y te das cuenta de que hay muchas suecas. Nada raro por otro lado. Al principio hacen gracia y cuando te cruzas con un grupo un poco grande de chicas te sientes un poco como Esteso y Pajares al grito de “qué vienen las suecas!” pero luego las vas viendo a todas iguales y, la verdad…tanta rubia aburre…
Poco a poco nos vamos acercando a la hora de la cena. Volvemos a nuestro barco a dejar lastre y salimos bien dispuestos a hacer el guiri de verdad. Y es que la elección del restaurante de esa noche bien merece una ovación. Encontramos en el Gamla Stan un restaurante vikingo. En la puerta nos recibe un mozo que bien podría haber acabado de bajar de un Drakkar o de llegar del mismo Valhalla. Aún sin reserva tenemos suerte. Bajamos unas toscas escaleras hacia una especie de sótano, dejamos los abrigos en un guardarropa, y hacemos entrada en el restaurante al grito de “Please! Let me introduce you! Silvia and Sergio from Spain!!!” y entre el aplauso de los comensales que abarrotaban el local. Las mesas eran grandes bancos donde nos iban sentando unos al ladito de los otros a medida que nos iban presentando. Sin luz eléctrica que ilumine los toscos cubiertos, las velas nos ayudan a leer la carta… madre mía… elegimos unas costillas con mermelada, salmón y cerveza. Todo impresionante. El ambiente, la comida, los camareros, la música en directo que estaban tocando con instrumentos medievales… una experiencia genial!!!! Encantados y un poco más pobres nos dirigimos a nuestra cama, cruzando los dedos para que hoy podamos dormir un poquito…. (http://www.aifur.se/en_home)