Buenas a todos!
Aunque lo que de verdad nos gusta es coger el coche, la carretera y la manta y comer kilómetros hasta más no poder, tenemos que ser realistas. Sólo podemos hacerlo contadas veces al año. Así que vamos a retomar el mítico y típico tópico del dominguero español, que va nevera en mano y bocata en cesta recorriendo campos y campillos en busca de un pino que le de sombra y de un poco de desconexión del mundanal mundo. Y, como todo buen hijo de vecino, nosotros también necesitamos huir de la ciudad, aunque sean una horas, y buscar refugio, silencio y tranquilidad donde nuestras ganas de matar a alguien en el metro se evaporen. Y queremos contaros esas pequeñas escapadas que hacemos de vez en cuando y que esperemos que cada vez sean más (normalmente por Cataluña, no nos vamos a engañar, que cambiar de comunidad autónoma ya no es una dominguerez).
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana... digooo, en un fin de semana que pasamos en Olot, descubrimos un pequeño rincón paradisíaco, al más puro estilo La Laguna Azul. La pena fue no poder pararnos y, este último fin de semana hemos decidido resarcirnos y lanzarnos a la búsqueda de ese oasis... y lo reencontramos!
Hablamos del Molí dels Murris, en la región de la Garrotxa, a un par de horas de Barcelona. Recomendado 100% para pasar una mañana tranquilos. Supongo que en verano habrá más gente, pero será mejor para bañarse.
Nos levantamos temprano, preparamos nuestro picnic, nos ponemos los bañadores, a llenar el coche de gente y a la autopista!
Con el ánimo un poco bajo entre "ya verás como nos llueva" y "no sé para que me he puesto el bañador", pasamos de la autopista a una carretera y de la carretera a una carreterita y ... Aish! Qué nos pasamos!
Dejamos el coche en un (mini)descampado y seguimos las flechaS, cruzamos un puente, mira una mariposa, pues parece que sale el sol, ¿está muy lejos? y de repente un... Oh!
La cascada y la pequeña laguna que se abre paso entre los árboles. Lástima que este invierno se ha desprendido un trozo de la roca de la cascada y ha perdido un poco en belleza, pero igualmente sigue siendo un lugar increible.
Plantificamos nuestras toallas en el murete de piedra y nuestros panderos en las toallas, un poco parados por la humedad... hasta que el sol hace su aparición y empieza a achicharrarnos poco a poco... qué gozada.
Sacamos nuestra cesta de picnic y nuestro mantel a cuadros, fresas, cerezas, manzanas y peras, quesos, tomatitos, los bocatas, la navaja suiza y la Coca-cola y somos la envidia de todos los que van bajando para ver la cascada.
Una vez en soledad, en silencio, el sonido de la cascada nos invade el alma. El agua cae, con violencia, y su espuma levanta pequeñas gotas que vuelan hacia nosotros, que dormitamos bajo el sol, para refrescarnos con su tacto. Por encima del ruido del agua, los pájaros, y por encima de ellos, nada, el silencio, el cielo azul, las libélulas doradas, el ruido de las hojas de los árboles y los pétalos que caen. Qué bonito. Qué tranquilidad.
Tras un momento en que creíamos que alcanzaríamos el Nirvana, un señor que apareció de la nada, se dió un chapuzón y se fue. Le miramos con envidia, ya que ninguno se ha atrevido a meterse en el agua y todos nos morimos de ganas. Seremos pardillos...
Con toda la lástima de nuestro corazón, se hace la hora de marchar. Recogemos nuestros bártulos, nos aseguramos que no dejamos rastro de nuestra presencia y, prometiendo regresar, dejamos un poquito de nuestro estrés enredado en el agua de la cascada.
GPS: Coordenades lat, lon (WGS84): 42,073021, 2,542542
En la Carretera que va de les Planes d'Hostoles a Cogolls, trobareu un petit descampat per deixar el cotxe a mà dreta.
martes, 31 de mayo de 2011
[+/-] | Dominguereces y cestas de picnic - El Molí dels Murris |
sábado, 14 de mayo de 2011
[+/-] | Ande Andábamos - Revival: Finde relax en Cadaqués |
Hola a todos desde mi hogar.
Cómo nos puede el mono viajero y ahora nos tenemos que aguantar hasta las vacaciones de verano, iremos explicando viajes que hemos ido haciendo durante nuestra (limitada) vida como turista, para dejar aquí nuestros recuerdos y anécdotas y para compartir nuestras experiencias con vosotros, en caso que os puedan ser de utilidad para preparar vuestras escapadas o bien para, simplemente, reiros con nosotros (no de nosotros, que quede claro!!) Para no liarnos iré retrocediento en el tiempo hasta llegar a aquello de "yo nací en un lugar..." (bueno, no hace falta retroceder tanto, no?)
Empezaremos nuestro revival con una escapada de fin de semana al pueblo de Cadaqués.
Tras una acumulación continuada de estrés durante varios meses encerrados entre las 4 paredes de nuestra ciudad, ya no podemos más! Necesitamos: a) matar a alguien. b) asesinar a alguien. O c) salir de la ciudad. Tras mucho dudar, elegimos la opción c), así que miramos planos y nos decidimos por Cadaqués, por su fama, por su ubicación y porqué ya toca que dos catalanes no hayan visitado Cadaqués!
Así que salimos un viernes del trabajo, devorando unos bocatas en el metro, para llegar a casa, tirar los tacones y coger las bolsas, al coche y... a salir de Barcelona en hora punta, y a llegar a la autopista en Girona, que está en obras, y todo el mundo a 80km/h y así, tras 2h30m llegamos a nuestro hotel en Portlligat, que no es ni pueblo ni ná.
El hotel es mono, playero, con unas bonitas zonas comunes con piscina, zona de aparcamiento, habitaciones ámplias, bañeras enormes y (en nuestro caso) una pequeña terraza. Con un estilo un pelo anticuado, vemos el mar desde nuestra ventana y oímos.. nada. Qué silencio.
Primer problema, en temporada baja el restaurante del hotel no funciona, ni el del hotel de al lado, ni el del chiringuito de la playa y no hay más remedio que ir a Cadaqués, la cual cosa es recomendable hacer andando a causa de la casi imposibilidad de encontrar una plaza de aparcamiento allí que no sea de pago. Así que 15 minutos, que tampoco es tanto, para llegar hasta el pueblo por un camino más largo pero menos empinado y 10 por un camino que parece más cansado pero que nosotros recomendamos.
Cadaqués es precioso, de noche está todo iluminado, con unas luces ténues, el ruido del mar, la gente cenando en las terrazas en la calle, las estrellas brillando (tantas hay?) Hay muchos restaurantes, todos bastante bien, con oferta de pescado y llenos hasta la bandera así que nos metemos en uno cualquiera... Tras cenar muy bien, decidimos regresar al hotel ya que el cansancio del día podía con nosotros.
Al día siguiente, de nuevo a Cadaqués, qué maravilloso paseo por sus calles animadas, sus calas y sus preciosas vistas. No es de extrañar que la gente se enamore de este pueblo, pues a nosotros nos está eliminando el estrés poquito a poco con cada bocanada de aire de mar que respiramos. Tras nuestro paseo decidimos tomar un barquito que rodea el Cap de Creus, va entrando en las calas y te va explicando un poco de su historia. Al ser el primer día que abrían únicamente íbamos dos parejas y el paseo fue maravilloso, salvo por el acento de los propietarios del barco...¿realmente hablan catalán, porque no les entiendo? Qué rápido pillaron que éramos de Barcelona.
Después una buena ensalada para comer y decidimos ir al Faro de Cap de Creus, a ver las vistas. El camino en coche es sublime, qué paisaje más increible! Le damos la vuelta al faro y decidimos hacer una de las rutas cortas que rodean un poco el cabo, para disfrutar un poco más del paisaje. Peero, entre una señalización inicial confusa y una mala lectura del plano, acabamos haciendo la ruta larga, de 2h30, que pasa por los acantilados, ahora para arriba, ahora para abajo...Pero realmente merece la pena hacerla! Salimos agotados pero encantados, encantados sobretodo de sentarnos en el bar del faro, cara al sol, para tomar una coca cola (se pueden decir marcas?). De vuelta a Cadaqués, otro pequeño paseo por el pueblo y a buscar un sitio para cenar entre las callejuelas empedradas. Y válgame el cielo si cenamos bien en un restaurante regentado por unos argentinos y que hacían comida árabe!!
La mañana siguiente, la comencé dándome un baño de espuma, ahogando el poco estrés que aún me quedaba en el cuerpo. Y tras un buen desayuno, salimos por la puerta de atrás del hotel, la que une la piscina del recinto con la cala de Portlligat (increible ubicación, desde luego) para visitar el Museu-Casa Dalí. Que puedo decir que no sea... surrealista!! Todo amante de Dalí debe visitarla. Para nosotros, lo más sorprendente, la piscina... ya nos contareis. Satisfechos de la visita, y tras estar un rato en la playa, simplemente contemplando el horizonte, volvemos al hotel, bolsas al coche y de nuevo al faro del Cap de Creus, a comer.
Esperando que no llueva llegamos al restaurante que hay en el Cap de Creus, donde, con un poco de suerte, puedes comer en mesas que hay en la terraza, que, más que terraza, es el acantilado. Qué vistas! Qué bueno todo! Qué música Chill-out estaban tocando en directo! Qué pocas ganas de volver a Barcelona!
Con todo el dolor de nuestra alma, y habiendo dejado un trocito de nuestros corazones en Cadaqués, ponemos rumbo a casa, no sin antes hacer una parada cultural en las ruinas de Ampurias, recinto arqueológico donde podemos observar las ruinas una ciudad griega y otra romana. Impresionante lo que hay excavado pero más impresionante aún es todo el recinto que falta por excavar. A pesar de ser la típica excursión que hace de pequeño con el cole (Ampúrias, Tarraco y el molino de papel reciclado...), aquí una parte de la pareja no lo conocía y es una visita que merece la pena realizar. Y tras imaginar las antiguas domus, con sus pluviniums y sus ludus llenos de gladiadores (aish.. que daño hacen las series televisivas a la imaginación), ahora sí, rumbo a la Barcino un poco más desintoxicados de lo que salimos de ella.
En fin, cuando estemos muy agobiados, y la mente necesite escapar durante unos segundos, buscaremos en nuestra memoria el cajoncito donde pone "Cadaqués" y evocaremos la playa, el sol y la brisa del Cap de Creus.
lunes, 9 de mayo de 2011
[+/-] | Se acabó.. otra vez! |
Bonjour, bonjour!
Hoy decidimos levantarnos más tarde y como tenemos que preparar maletas y recoger todo lo que hemos dispersado por las habitaciones, avisamos a Dorothée que bajaremos a desayunar a las ... 8.30! Qué friolera de hora!!
En fin una vez cargados de energia, cargadas las maletas y descargados los bolsillos al pagar el hotel, cargo a toda la familia en el coche ante la mirada divertida de nuestra anfitriona que nos observaba introducirnos en nuestro transporte como si de piezas de un tetris se tratara. Españoles tenemos que ser... qué escandalo... En fin! Con todo el mundo dentro: Au revoir, Dorothée! Au revoir, Sigean! Y emprendemos viaje camino a casa, no sin llevar una ruta perfectamente calculada y cronometrada de las visitas del día. Are you ready??
La primera parada del día es en Île-sur-Têt, para visitar Les Orgues, preciosas montañas calcáreas (o lo que queda de ellas) que, desgraciadamente, a causa de la erosión no sabemos cuanto tiempo durarán en pie.
Con buen sabor de boca y rezando para que los nubarrones negros que nos acechan durante todo el fin de semana se olviden de nosotros, volvemos a nuestro coche y tras ayudar a un simpático señor que había en el aparcamiento a abrir su botella de vino (si al final mi navaja suiza sí que va a resultar que sirve para todo!) cambiamos de tercio y ponemos rumbo a un lugar que ya conoceis... Villefranche de Conflent!
Una pequeña parada estratégica para que la family contemple la preciosa vista de San Miguel de Cuxa desde la carretera y para comerme un delicioso éclair de chocolate y ponemos rumbo a Villefranche... mira! nuestro hotel de semana santa! ... donde hacemos un ratico de shopping y donde decidimos comer ante el encaprichamiento del pater familias de un menú en el que había Cassoulet (que acabamos comiendo todos... huummmm que buena!)
El cansancio ya va dejando un poco su huella en nosotros y, aunque aún vamos on time, el horario empieza a ajustarse. Así que tras arrasar en las tiendas de pueblo comprando dedales, dragones y máscaras cogemos una preciosa carretera que nos lleva durante más de una hora y media de curvas hasta Arles-sur-Tech, para visitar las Gorgues de la Fou que... !!están excepcionalmente cerradas¡¡ No nos lo podemos creer, a punto estamos de ser poseidos por un espíritu maligno y pisar el acelerador a fondo, llevarnos las verjas por delante y entrar en las gargantas con coche y todo!! AAArrgggghh... Pero nos limitamos a dar media vuelta y a pararnos en el pueblo de al lado, Amèlie les Bains, a estirar las piernas y tomar un café.
Mira, después de todo el pueblo estaba animado, bueno... teniendo en cuenta que era una ciudad donde la media de edad era de unos 124 años y donde el número de ojos era mucho más elevado que el de dientes. Pero hay una orquestilla tocando sardanas, unos abuelitos bailándolas, las terrazas de los bares llenas, el sol brillando... no hay mal que por bien no venga. Un camarero cachondo (en Francia todo lo tenemos grande... que fuerte, Nube), un café malo y una avispa psicópata es un buen balance para una parada ¿no?.
Así que ya montamos en el coche y carretera hacía España, esa España mía, esa España nueeestraaaa!! Una parada de rigor en nuestro barsecretorincónpreferido para los regresos a España, con su maravillosa cascada y su tranquilidad, donde siempre tomamos consciencia del fin de nuestro viaje, donde recordamos, con un poco de nostalgia, todo lo que hemos disfrutado, vivido y aprendido en los días anteriores y donde, con una mezcla de nervios, impaciencia y curiosidad, empezamos a pensar en nuestro siguiente destino: ¿cual será? ¿qué veremos? ¿que viviremos? ¿Ande Andaremos?
P.D. Y no, no os vamos a decir qué bar es ese, este será el misterio de nuestro blog, aunque tal vez algún día lo descubrais...
domingo, 8 de mayo de 2011
[+/-] | El reencuentro: Perpignan y Narbona |
Buenas, buenas!
Hoy nos hemos levantado y cómo de costumbre hemos corrido hacia las ventanas para ver el magnífico sol que brilla y, cómo de costumbre, está nublado... En fin, ya no sé de qué nos sorprendemos... vamos a desayunar. La mesa de desayuno es encantadora, como la dueña y tras unos croissants calentitos y unas tostaditas emprendemos camino a la Fnac.. digoooo a Perpignan! Direis... otra vez? Sí, pero es que llevamos polizones que no conocen la ciudad y cuyo mayor interés es ver la Fnac!
En definitiva, que llegamos a nuestra ya conocida ciudad, a nuestro parquing de la plaza Cataluña y... ¿porqué regalan café y croissants? Hoy la deseada Fnac ha organizado una maratón fotográfica y hay una orda de personajillos con cámaras al hombro bebiendo café... qué cosas.
Tras comprobar que mi hermano lo que había visto era Toulouse y no Perpignan, cómo él creía, decidimos dar una vuelta por la ciudad, hacer un poco de shopping-turismo y disfrutar de la animación del sábado por la mañana, los mercados y las señoras con los carros. Y sobretodo de las chocolaterías, las panaderías y las bombonerías... que horror de vida...
Tras nuestro paseo, la visita de rigor a la Fnac y el robado de unos fotógrafos que nos hacen pararnos para darles autorización de los derechos de imagen (lo que no le pase a los turistas...) ponemos rumbo a la siempre hermosa Collioure.
Comme d'habitude nos caen cuatro gotas, pero parece que el tiempo aguanta. Collioure siempre está animada, con las tiendas abiertas, sus preciosas calles con las casas de colores, la iglesia en el agua, la ermita en el agua y el castillo en el agua, es que son muy marineros. Eso sí, menudo vendaval y frío como él solo.
Agradecidos por el rayo de sol que asoma a través de las nubes, comemos en una terraza un menú bien tradicional, sopa de pescado y coq au vin (aunque alguno, como ya imaginareis, tiró a por la olla XL de mejillones con patatas fritas!). Luego otro paseito, un poco más de shopping y hacia el coche. De paso, visitamos la tumba de Machado a quien, como decía Serrat, "le cubre el polvo de un país vecino", pos aquí estamos.
Montados de nuevo en el coche como si de piezas de tetris se tratase ponemos rumbo para Sigean, ya buscando el descanso con alguna parada previa. Una de esas paradas es las Cavas Rocbère, donde tienen un vino, un Muscat del que estoy profundamente enamorada, así que es una parada de aprovisionamiento! Y de paso, una muestra de coches antiguos ya que el parquing de la bodega estaba atestado de deportivos y descapotables ninguno con menos de 50 años pero .. me gustan todos!
El caso es que, no se qué ha pasado, que cuando regresamos al coche traemos 2 cajas de botellas! En fin... En marcha otra vez y hacemos otra parada de aprovisionamiento, el Intermarché... Ni en Barcelona tardamos tanto en hacer la compra! En fin, que casi llenamos el carro! Ahora sí que vamos estrechos en el coche!
Ya en el hotel, nos lanzamos a la búsqueda de un lugar para cenar pero antes compramos postre en la boulangerie del pueblo, donde nos atiende la panadera cachonda con sus botellas de desnudos... pero qué es esto? Una panaderia erótica o qué? Yo sólo quería un èclair.. En fin, ante el precio de unos restaurantes, la ocupación de otros y el conocimiento de los últimos... acabamos en un Tailandés. La cara de mi madre no tiene precio, decidida a no probar bocado y, al final, le faltó pedir palillos!! Qué gran acierto el restaurante y, finalmente, qué bien cenamos entre olor a incienso, picante, curry y un agradable servicio. Tras pedir la cuenta y que a mi hermano le trajeran agua y tras el hurto escandaloso de palillos por cuenta del mismo (quedándose los palillos todo silencioso y al levantarse todos por el suelo... Dios!!) pues nos vamos a dormir, vencidos un poco por el cansancio y con la panza llena de pollo al caramelo. Dulces sueños.
viernes, 6 de mayo de 2011
[+/-] | Todos al coche y... para Francia! |
Hola todos!
Por si no habíais tenido suficiente Francia por ahora (estoy por cambiar el nombre del blog por el de Ande Andaremos... ¡¡pos en Francia!!), esta mañana, bien temprano, maletas, abrigos y, por primera vez en este blog, familia, todo dentro del coche, bien apretaditos y carretera y manta.
Hacemos, por décimosexta vez este mes, el mismo camino hacia la frontera gala, las mismas obras, las mismas limitaciones de velocidad pero un destino diferente: Sigean. Nosotros ya lo conocemos pero nos vamos de fin de semana con la familia, esperando que les guste todo lo que tenemos intención de enseñarles.
Así que aquí vamos por la autopista... ¿ya empezamos? Que cuándo llegamos, que pipí, que sed... aish... ¡qué viaje más largo! Una vez pasada la frontera y el coche emocionado por poder ir a 130, enseguida llegamos a nuestra primera parada: La reserva africana. El bombardeo publicitario a nivel mundial es sorprendente y las entradas son sorprendéntemente caras (27€) pero, realmente, merece la pena.
Iniciamos el recorrido en coche con la música de Jurassic Park en nuestros oídos mientras nos adentramos en el territorio de la terrorífica... ¡avestruz! ¡¡Que se nos ha cruzado y se ha intentado comer nuestro retrovisor!! ¡Qué bichos más grandes!
Y luego resulta que a un oso del Tibet le hemos gustado y nos ha acompañado durante un rato, mientras era bombardeado a fotografías... ¡¡no abrais la ventana!!! Un rinoceronte cruzando la carretera... y otro... y otro... y, por supuesto, tienen preferencia, ¡no querría hacer enfadar a un rinoceronte y que las tomara con mi coche!
León y leonas, ñús, cebras... y sin demasiado tráfico. Dentro del coche sólo se oía.. allí, allí!! Cual vigía de goleta indicando tierra...¡¿pero dónde?! ¡yo no veo nada! ¡Ah! ¡Sí! Y el pobre conductor intentado no atropellar ninguna garza despistada. ¡¡Realmente divertido!!!
Una vez aparcado el coche, al más puro estilo dominguero sacamos las bolsas con los bocatas y tras haber llenado bien nuestras tripitas iniciamos el recorrido a pie. Con animales por doquier y con ganas de pasarlo bien vamos conociendo al elefante autista, el chimpancé invisible, la tortuga tímida, el flamenco rosa con patas blancas y el flamenco blanco con patas rosas, las cebras gemelas o la vaca cornuda... Y por suerte, podemos ver al guepardo (gracias a que su gran recinto está en obras y está en uno pequeño) y a los activos licaones que esperan su merienda (que sólo se levantan para tumbarse en otro sitio, a ser posible, a la sombra!).
¿Valoración de la visita? Unas 4 horas realmente divertidas. Además, ¡a quien le guste hacer fotos de los animales disfrutará como un gorrino en un charco!
Tras una mañana de safari nos vamos a Narbonne a dar un paseo y disfrutar un poco de una tarde de tiendas. ¿Narbonne? Como de costumbre, una preciosa plaza del ayuntamiento, una magnífica catedral y unas calles de tiendas cucas. Pero sopesando qué hacer, decidimos poner rumbo a Sigean, donde está nuestro hotel, y buscar allí donde cenar.
Así que sacamos a nuestra mágica carroza del parquing donde estaba esperándonos y ponemos rumbo al pueblo de Sigean. Alcanzamos el hotel, Chambres d'Hôtes Leclerq, y tras hacer las maniobras necesarias para instalar a nuestra calesa en el garage de la casa (¡parece ser que sólo buscamos sitios estrechos, leches!) la encantadora dueña de la casa nos hace un tour por las habitaciones, unas indicaciones de restaurantes, un poco de charla y cada mochuelo a su olivo. Digo... y cada uno a vaciar su maleta, que se nos hace tarde para la cena, ¡que son ya las 20h!
Salimos con las piernas cansadas y las barrigas vacias en busca de algo con qué llenarlas y, haciendo caso de Dorothée, la dueña de nuestro hotel, recorremos el pueblo en busca de los restaurantes recomendados. Finalmente, los dos zagales de nuestra expedición se decantan por un restaurante tradicional francés y allá vamos... y ¡vaya si es tradicional!
Un restaurante como mi comedor de grande (que ya es decir), con un complejo muy fuerte de museo de la vida antigua campestre, y donde ¡¡la camarera, la dueña y la cocinera era la misma persona!!! Creo que era este sitio donde me dijeron que el servico era un poco lento... ¡¡si no me extraña!! Somos los únicos comensales y eso me escama un poco. A pesar de la amabilidad de la dueña y del paté de judías pintas no tenemos mucha fe en el local, pero al llegar la comida parece que nuestros miedos desaparecen un poco. Platos sencillos, pero buenos, y caseros, sobretodo, caseros y un vino de mesa peleón, según mi madre malo, pero cuando ya llevas dos copas todo te sabe a ambrosía! Y como éramos los únicos, pues tampoco ha sido tan lenta la cosa! ¡¡Si escuchábamos a la señora apagar los fogones!! Era cómo comer en casa pero pagando!
Y así, con la tripa bien llena de entrecot y vino tinto, subimos las escaleras de caracol y sentimos la llamada de la jungla... digooo de la cama... que se me cae la baba sólo de verla...
martes, 3 de mayo de 2011
[+/-] | Tigres! Leones! |
Buenas noches a todos!!
Aún con la resaca viajera a cuestas ya vamos preparando nuestra siguiente escapada, pero esta vez con toda la familia!
Repetimos destino, sí, pero con distinta compañía así que, en breve, relataremos nuestro viaje familiar a: Sigean!
Por nuestra experiencia previa la región tiene cositas para ver pero no os vamos a adelantar nada!
En fin, que parece que este año no guardamos la maleta. Al menos espero que no llueva... voy a guardar el paraguas en la maleta...