miércoles, 25 de julio de 2012

Día 3 - Más Madriz

Bon dia! La verdad es que esta cama es tan cómoda que nos cuesta levantarnos, pero vamos allá!! Cogemos nuestros cachivaches y nos metemos en el metro camino al lugar donde nace el anticristooooo JUAJUAJUAAA... Sr. De la Iglesia...I love you! Vamos, que en un pis pas nos plantamos debajo de las Torres Kio, que, para qué vamos a engañaros, tampoco tienen nada del otro mundo salvo una curiosa inclinación. Giramos sobre nosotros mismos, carretera detrás, carretera delante (vamos, la Castellana en su parte más fea), nada por aquí, nada por allí, una foto y al metro de nuevo para buscar nuestro siguiente destino: la Plaza de Colón.

Mientras una gran sombra se cierne sobre nosotros, ponemos rumbo norte para coger la famosa calle Serrano, tiendas chic de diseñadores chics que venden ropa muy ... cara. Tras entrar en algunas de las tiendas sin comprar nada, por supuesto, hacemos un estratégico alto para desayunar mientras comienza a chispear. Y qué descubrimiento, señores. Vivan los sandwiches. Hemos entrado en un Rodilla, mira que estamos hartos de verlos, y la verdad es que nos metemos un desayuno güeno güeno a base de bocadillos de “diseño”.

Tras el alto para aprovisionarnos, continuamos nuestro descenso hasta que se oye a lo lejos… Míralaaaa, míraala, mírala, míralaaa…. Y sí, como dijo Carlos III con voz profunda “ahí está, la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo” rodeada de coches y tráfico bien erguida en medio de una rotonda, protagonista de miles de fotos. Tras cantar el versillo de rigor y hacer un poco el guiri nuestros pies nos guían hacía el Parque del Buen Retiro mientras las nubes amenazan lluvia. Es innegable que este parque tiene un encanto, y para mí, el rincón favorito, es el del Palacio de Cristal, con su lago, sus árboles y sus cascadillas. En esta ocasión la exposición interior era… extraña, una especie de forro azul con signos de interrogación troquelados…. Es arte, amigos. Un paseo por las calles y avenidas del parque disfrutando del silencio, viendo a la gente en barca jugarse la vida con los remos, burbujas gigantes ingrávidas, músicos y patos y abandonamos este corazón verde por la Cuesta de Moyano, para ver el mercado de libros de viejo que hay allí instalado y que tiene el encanto de las mesas repletas de vete a saber qué secretas joyas literarias olvidadas e invadidas por el polvo de los años.


Luchando aún contra ese chirimiri que no acaba de arrancar cogemos el Paseo del Prado para andar despacito por él y aún sin saber bien en qué momento nos metemos por las callejas y nos topamos con el bar Las Bravas, con su receta secreta y patentada!! Y, por supuesto, no podemos resistirnos a probarlas… la verdad es que están muy buenas!!! Y el bar es, como todo en Madrid, castizo. Apoyados en la barra, de acero inoxidable, el camarero entrado en años nos sirve nuestra ración y dos cervezas de barril. El ritmo en estos bares es frenético y la compenetración del servicio envidiable. Bravas que vuelan, birras que aparecen, pulpos que recorren la barra a velocidad de infarto…. La experiencia es un grado! Como las bravas nos han quitado el hambre decidimos dar un paseo por Malasaña, a ver qué se cuenta el barrio de la movida, y la verdad es que por la tarde no es un barrio muy “movido” (jijijiji). Así que un poco decepcionados por las paredes pintadas, las persianas cerradas y las calles desiertas nos vamos al Templo de Debod.

Este pequeño rincón es para estarse un rato. El templo es muy curioso y las vistas desde el parque son bien bonitas. Además, con la puesta de sol realmente parece un lugar mágico, así que bien merece la visita. Hay horarios en que el minúsculo templo puede visitarse por dentro, pero nosotros no tuvimos esa suerte. Así que un ratico sentados y chino chano y entramos en los jardines de Sabatini, de estilo francés neoclásico y desde el que la vista del Palacio Real es realmente bonita. Entre setos y setillos atravesamos el jardín, rodeamos el Palacio Real y la Almudena y cogemos la concurrida calle mayor entre señoras con mantilla y caballeros con capa castellana.

Llegamos a la recoleta plaza de la Vila, que por un momento nos hace olvidar que estamos en la concurrida capital y nos transporta a uno de esos silenciosos pueblos del centro peninsular. De nuevo de vuelta en el barullo nuestros pies caminan solos por calles que ya nos son conocidas, pues aunque parezca muy grande, Madrid se nos antoja pequeña. Y sin darnos cuenta, nos paramos delante de toda una institución en la ciudad, el lugar donde se creó el PSOE, uno de los templos del bacalao… Casa Labra. Este típico local no es bonito, ni moderno, ni con estilo, pero tiene una croquetas de bacalao nada despreciables. Uno puede plantificarse en la barra o entrar en la castiza sala para intentar conseguir una mesa y degustar una tajada de bacalao. Cuenta la leyenda (quizá me he pasado) que este es el típico local donde los padres traen a sus hijos y así, generación tras generación…

Dudando de si cenar o no, de si estamos cansados o no, y de lo que nos queda por ver, damos un paseo por el barrio de Chueca, con sus animadas plazas y sus modernas tiendas de ropa y complementos. Callejeamos y callejeamos y pasamos por la pastelería San Onofre y al ver lo que había en el escaparate, el hambre empieza a aflorar…torrijas… claro! Es Semana Santa! Así que ni cortos ni perezosos pillamos una para los dos (mojada en leche, por supuesto, nada de vino) y… que cosa más buena por favor!!!!!!!!

Poco a poco el sol se va a dormir, pasamos la calle Desengaño entre señoras de moral distraída, la ciudad es un hervidero de gente que viene y va, el vendedor de barquillos, turistas y rateros, hombres anuncio, mantillas negras y nacionales.

Y para acabar el día con algo típico, a la calle Postas, a por un bocata de calamares. La gente sale por la puerta del local donde se sirven bocatas a diestro y siniestro. Y mientras degustamos la castiza exquisitez mundialmente reconocida varias preguntas nos vienen a la cabeza….¿Cuántos kilos de calamares venderán al día esta gente? ¿Porqué se hizo famoso este bocata si Madrid… no tiene mar? ¿De dónde vendrán los calamares? Del Manzanares lo dudo… Un poco de tos, un traguito de Coca-Cola… mira que no ponerle tomate al pan….

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