jueves, 22 de julio de 2010

Día 11: El Valle del Loira

Hoy en mi ventana brilla el sooool ... ole, ole! Viva el cielo azul!

Nos levantamos entusiasmados por ir a visitar los castillos... estamos en el Loira! La verdad es que hace tanto tiempo que teníamos ganas de venir a esta región que estamos deseando emprender la ruta que hemos programado para hoy.

La amable propietaria de la casa nos da unas indicaciones y nos hace unas reseñas históricas de lo que vamos a ver hoy (la verdad es que sabe un montón pero hoy hemos superado sus expectativas en lo concerniente a las visitas) y... allá vamos con el ánimo a tope, Marilyn Manson también a tope y plano en mano.


Primera parada: Chateau de Chambord. "Pa que más!". Por fuera espectacular, espectacular y todo lo que diga se queda corto, enorme, precioso, majestuoso... y por dentro, bueno, se supone que no pero yo lo he encontrado un poco laberíntico aunque es totalmente simétrico. Lo mejor del interior la escalera central, una escalera de caracol doble basada en un diseño del gran Leonardo (se supone que todo el castillo está basado en sus diseños). En este castillo se paga el parquing y si luego no quieres entrar en el interior pues no es necesario pagar la entrada, puede verse desde fuera.


Tras estar nuestras buenas 2 horas y media en Chambord, nuestro GPS nos guía hacía el Chateau de Cheverny donde para ver castillo (ni tan solo para intuirlo, más bien) tienes que pagar la entrada. Éste, más que un castillo, es como una mansión. El mobiliario no es el original, pero se ha encargado de su adquisición el actual conde que es propietario del chateau, y la verdad es que es increible. Los jardines y bosques que lo rodean son preciosos, con sus secuoyas gigantes y en este castillo es donde tienen la perrera de los mejores perros de caza franceses (cuidado no se os meen encima...).


Animados por la hora ponemos rumbo al Chateau de Chenonceaux, aparcamos, cogemos el camino de entrada emocionados y... mierda! Un andamio tapa la puerta principal! Casi nos da un ataque! Después de pagar la pequeña fortuna de la entrada resulta que la fachada principal esta llena de andamios! En fin, respiramos un poco y rezamos porque los laterales no esten tapados, casi avanzamos con los ojos cerrados y... puff.. no estan tapados y podemos ver la parte del castillo que está encima del agua. El interior no tiene nada destacable, salvo la habitación para góticos del piso superior pero ver el castillo sobre el río es precioso. Y el recinto en general es muy recomendable, con dos jardines de flores, huerta, una granja del s. XVI y un laberinto para los más pequeños (a nosotros los setos no llegaban al pecho y así es imposible perderse en un mar de setos...).

Ya pensando un poco en la cena y acusando mucho el cansancio, nuestros pasos nos llevan a Amboise, donde vemos una vista panorámica de su castillo por encima de las casas y donde paseamos por su zona peatonal mientras buscamos algún sitio donde cenar algo.

Hoy sí que estamos cansados así que vamos al hotel donde pasamos un rato en la terraza con el resto de huéspedes y los propietarios bebiendo un Cremant du Loire bien fresquito mientras caía una lluvia suave y aparecía un bonito arco iris. Perfecto para acabar el día.

km. 133
km. acumulados 3198

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda!! Pero no íbais sólo vosotros dos... no sabía que Marilyn iba también... ¿y cómo se lo está pasando?...

Joer... grande Chambord ¿no?...

Venga... donde no hay gatos hay perros... si es que se tienen repartido el territorio... ¡es la guerra!

Anda...mira tú que final... champagne y arco iris... ni en el cine, hija mía... besitos

Mary dijo...

Qué bonitoooooooooooooo!!!!!!!!