miércoles, 15 de febrero de 2012

Ámsterdam - Toma de contacto

Hola de nuevo andarines!

A veces preparamos los viajes con tanta antelación, que parece que nunca llegarán. Miras el calendario y piensas… puff… no queda nada aún! Y cuando te quieres dar cuenta… ya no queda nada!!! Y eso nos ha pasado a nosotros. Miramos el calendario y… en 3 días para Ámsterdam!

Y comienza una suerte de pequeña revolución en casa. Miramos el parte meteorológico y Europa se ha convertido en un infierno helado, todo números negativos! Hay que buscar las maletas, que están en el trastero, poner lavadoras, mientras la lavadora decide declararse en huelga, ir a buscar ropa térmica y no morir en el intento, buscar productos que se puedan subir al avión… hablando de avión… ¿y los billetes? ¿Y a qué hotel íbamos? Arrgghh!!!! Que no cunda el pánico!!! Sea como fuere las maletas se hacen a tiempo, cámara cargada, lista y …. Acción!!! Nos vamos a Ámsterdam!!!!!! Y este viaje es especial porque nos vamos con algunos amigos (a lo que no habéis podido venir… os hemos echado de menos!!!)

Así que, bien temprano todos, en casa y camino al aeropuerto con la única preocupación del frío que nos recibirá en Holanda. En el avión cháchara continua…. ¿y qué haremos? ¿dónde comeremos? ¿qué visitaremos? Si con dos personas ya es complicado ponernos de acuerdo, no os digo con cinco….

Llegamos a Schiphol (la leche, que aeropuerto tan enorme para lo pequeño que es el país!) y sin demasiados problemas nos hacemos con nuestros billetes de tren hacía Amsterdam Centraal (aprox 4 euros por persona). Bajamos al andén, subimos del andén, bajamos de nuevo y en poco más de 20 minutos el tren se planta en nuestro destino.

Salimos de la estación-centro comercial colocándonos gorros, gorras, guantes y bufandas y buscamos el tranvía que nos dejará al lado de nuestro hotel y en menos de 10 minutos más tarde ya estamos arrastrando las maletas por los adoquines amsterdaneses! En nada (sí, parece que todo está cerca y, realmente, lo está) llegamos a lo que será nuestro hogar durante los próximos días. El Hotel Hermitage (sí, al lado del museo Hermitage). La primera en la frente…. “Beware of cat” ¿Cat? ¿CAT? ¿En un hotel? Yo soy alérgica a los cats!!!! Y no traigo antiestamínicos!!!!! Por suerte no los he necesitado…

En esta ocasión hemos cogido una preciosa habitación para 5 personas, así que al más puro estilo familia numerosa o comuna hippie nos repartimos las camas y tras megaequiparnos con ropa térmica… ¡todo el mundo a la calle!

Ahora sí que nos fijamos en nuestro alrededor. Aceras nevadas, bicis, canales helados, más bicis y un sol magnífico! Lo primero de todo y más importante… comer! Así que nos lanzamos a la búsqueda de una hamburguesería recomendada en las guías (Burguermeester) y que nos hace adentrarnos en la zona no turística de la ciudad… menudos guiris más raros… Pero las hamburguesas lo merecían… grandes y jugosas o combinados de mini hamburguesas, de sabores extraños y sabrosos… huum que rico!

Con la barriga llena, ahora sí, afrontamos mejor el frío y emprendemos la ruta de los canales. La verdad es que la ciudad es encantadora. Las fachadas, todas distintas y a la vez similares, parece que decoran la ciudad a nuestro paso. Los puentes que atraviesan los canales, llenos de bicicletas, le dan un aire diferente. Pero lo que de verdad nos llama la atención son los canales en sí. La gran mayoría de ellos están totalmente helados y repletos de veloces patinadores, niños con trineos, osados paseantes y vendedores de sopa… sí… con su camping gas y todo (yo eso ya no lo veo seguro…). Los barcos y casas flotantes que otrora se dejarían mecer por el agua del canal yacen anclados en el hielo, esperando tiempos más cálidos, mientras las volutas de humo escapan por sus chimeneas. La sensación de estar de pie, en medio del canal, es magnífica y sólo por eso vale la pena pasar un poco de frío!!!!

Pero tanto hielo es lo que tiene, y los pies se nos quedan heladitos. Así que hacemos un alto para un café/chocolate calentito en el Schiller, un precioso local emblemático de la ciudad, para evitar, así, que a alguno de nosotros le tuvieran que amputar los deditos de los pies (aunque no es muy elegante en un local así sacarse los zapatos, los calcetines y ponerse los guantes térmicos de las manos en los pies y estampar éstos, a su vez, en el radiador, mientras haces de ET saludando a la gente con los mano-pies, divertido lo es un rato… jijiji!!). Así que con los pies y las barrigas más calentitas, continuamos andando un ratico más, intentando llegar a la zona de las 9 calles, para shoppinear un poco.

Tiendas las hay a miles, pero lo cósmico es el horario que hacen, así que a las 17-18h ya está todo cerrado, el sol se ha ido, las temperaturas bajan y la gente, poco a poco, va desapareciendo. Ahora que la noche ha caído y no tenemos mucho más que podamos hacer, damos un paseo por una de las mayores atracciones turísticas de Ámsterdam. El Barrio Rojo.

La verdad es que… es rojo! Los neones y farolillos que indican donde están las señoras de moral distraída nos dan la bienvenida al barrio. Da la sensación de que toda la población de la ciudad está metida aquí, pues el barullo es impresionante. Qué diferente a todo lo que hemos visto. Mires donde mires ves lo mismo, sex shops, tiendas de venta de semillas, restaurantes de dudosa calidad, locales de espectáculos subiditos de tono (muy subiditos por las fotos que había en la calle… por aquí no puedes pasear con un niño!!!), hoteles, coffee-shops, chicas en ropa interior… la verdad es que sabes qué vas a ver, pero no deja de sorprenderte. Las chicas están ahí, tras una puerta de cristal, hablando, mirando el móvil, escuchando música, observando la calle... alguna que otra llama la atención de los clientes…

Mi percepción, como mujer, es extraña, ya que miro a las chicas como si viera un escaparate de una tienda de ropa, mirando qué llevan puesto, quizás sin darme cuenta de que eso, en esa situación, es lo de menos. También cabe decir que, seguramente, mis compañeros masculinos ni habrán visto qué vestían las chicas!!!! Una vez en casa, y pensando sobre ello, tengo sentimientos enfrentados…¿significa quizás más seguridad y control para ellas o aumenta la percepción de que la mujer es un simple objeto? Uff!! Qué profunda me estoy poniendo. Vamos que sí! Que el Barrio Rojo, es rojo!!!!!

Cuando ya nos hemos pateado calles arriba, calles abajo, la Iglesia Antigua y el Waag, el frío comienza a apretar y la noche a caer y entonces ¿qué hacemos los españoles? Irnos al bar!!!!! Y allí vamos, a uno de los bares más bonitos y con más carisma en los que nunca he entrado. Unas cervecitas, un poco de Gouda (típico holandés!!), un poco de conversación con el simpatiquísimo personal y algo de escalada para llegar al baño y, sin darnos cuenta, se hace la hora de cenar e incluso se nos pasa un poco (normal, con los horarios que tienen!)

Así que decidimos poner rumbo al hotel, chino chanito, buscando un lugar donde cenar sin tener demasiado éxito. Así que recurrimos al salvador de los guiris despistados y hambrientos… el McDonalds, donde tampoco hay grandes especialidades del país, salvo el batido de galleta. Y cómo la gente es un pozo sin fondo, y tira más la fritanga que dos carretas (sí, he variado un poco el refrán), de postre hacemos un alto en el Febo, una especie de local-máquina expendedora de croquetas gigantes fritas ultracalóricas y de hamburguesas precocinadas. El problema es que… están buenas y el sistema engancha. Eliges qué colesterol te apetece comerte, un eurillo a la ranura, levantas la portezuela y ale!!! A saturar las venas de grasas calentitas!!! Así da gusto luchar contra el frío!!!

Y poco a poco llegamos al hotel, cansaditos de todo el día, con ganas de un té calentito (jos…el gato me esperaba en el office), de una ducha calentita y de una cama calentita. Es ponernos el pijama, organizar un poco las visitas del día siguiente y caer rendidos…

1 comentario:

Mickykun dijo...

Hola, soy el dedo amputado de Micky que se quedó en Amsterdam congelado.

Pasa que cuando me caí, le creció otro y no os dijo nada.

Muchos recuerdos y si volvéis, no dudéis en visitarme! (si no me han servido como plato en un menú de puré con salchicha)