miércoles, 17 de agosto de 2011

día 5 - De Rijeka a Skradin

Buenas!!!

Tras una noche realmente reparadora (qué a gustico se dormía en la cama del albergue!!), tomamos un frugal desayuno a base de pan con queso y leche con cacao y hacemos frente a uno de los días clave del viaje. Nuestro traslado hasta Skradin.

Y decimos uno de los día clave porque vamos a hacer unos 200km de nacional bajando por la costa croata. Todo el mundo nos avisó que aquí encontraríamos atascos, guiris a gogó, follón y retenciones. Pues id por la autopista del interior, nos diréis. Lo que pasa es que este tramo está considerado como una de las carreteras más bellas del mundo, y como comprenderéis, no nos la podemos perder.

Así que tras una rápida visita al pueblo de Crikvenica para ver su playa de guijarros, eliminamos de la ruta todo tipo de visitas y altos dispuestos a hacer frente, con paciencia, a los terribles atascos. Pues no ha habido atascos!!! Al contrario, poco tráfico y fluido (claro que siempre te encuentras la típica autocaravana o el camión lento, pero nada duradero). La carretera está en un estado inmejorable, pese a ser continuamente una carretera de curvas, no encontramos ninguna de infarto, miles de millones de zonas de parada que la gente aprovecha bien para hacer alguna foto, bien para dejar pasar a vehículos más lentos. Y las vistas… una pasada. Nosotros no conocemos todas la carreteras del mundo, pero creemos que ésta sea una de las mejores.

Transcurre casi todo el tiempo al lado del mar, atravesando pueblos, pueblitos y pueblines, todos con sus pequeños y coquetos puertos pesqueros, casi a ras de la carretera. Con el mar al lado, vamos viendo como aparecen y desaparecen algunas de las grandes islas croatas, primero Krk, luego Pag, todas ellas con esa apariencia lunar, casi de desolación, que las envuelve de un halo de misterio… Un mar azul, eternamente en calma, nos acompaña todo el camino dejándonos imágenes de ensueño, unas veces, le vemos golpear con furia el rocoso acantilado y otras, acariciar las pequeñas y escondidas calas de guijarros y roca y dejando que la luz transforme su oscuro azul en un verde esmeralda, mágico.

Y así los kilómetros van pasando sin casi enterarnos. Durante todo el camino miles de carteles indicando lugares donde dormir (Sobes) que nos ponen los dientes largos, campings con las mejores calas reservadas para ellos, restaurantes y hoteles se esconden entre la vegetación y el agua.

Para hacer un pequeño descanso, decidimos parar en un restaurante-grill situado al lado del mar, para tomar un refresco, disfrutar de la vista y dejar descansar al coche, puesto que los 34 grados hay que respetarlos. Así que tomamos asiento en una mesa de madera en una terraza sobre el mar, una cala a un lado, otra al otro, al frente, el mar, inmenso. Sólo el ruido de las olas y unos niños jugando. Una Coca Cola fresca y ¿por qué no? Nos vamos a la cala para probar las aguas del Adriático!
Y ahí llegamos con nuestros bañadores dispuestos a darnos un chapuzón y seguir viaje. Primer problema, somos de Barcelona, playas de arena fina, suave y esta cala es de guijarros, bueno, si fueran guijarros, unas piedracas que lo flipas!!! Incapaces de dar un solo paso sin pensar en la amputación de un pie, procedemos a la técnica “chancla submarina”, haciendo equilibrios sobre dos rocas más o menos llanitas, intento atinar el pie con su chancla correspondiente… ahora… parece que sí… ERROR!! La chancla flota!!! Y yo no!!! Cuando me quise dar cuenta la chancla nadaba, feliz, mar adentro… ahora voy! Sin olvidar que todo este show se produce dentro del agua, sobre unas piedras asesinas y destrozapies y dentro de unas aguas, fresquitas, vamos, frías de narices (estaremos aquí hasta primeros de mes, sesiones a las 11am para todos ustedes, gracias).

Por fin, y ya empapada a causa de las caídas, me encasqueto mis zapatillas-chanclas atadas (no aptas para travesías acuáticas según Decathlon) y allá que me lanzo, a las aguas del Adriático.



Tanto esfuerzo vale la pena. Un agua limpia como pocas veces las he visto, el silencio, el frío del agua sobre la piel caliente revitaliza el cuerpo y el espíritu, el sol mezclándose con las olas dibuja extrañas formas en las piedras del fondo… qué maravilla.

Ahora sólo queda una pregunta…¿cómo salgo de aquí sin destrozarme los pies? Ayuda!!! A mi salvamento marítimo!! Ballena varada!!

Más segura sobre mis superzapatillas (espero no habérmelas cargado, que eran nuevas) nos vamos al coche y continuamos por la magnífica carretera, aunque ya queda poco… Primera parada (seria) de hoy, Zadar.

Con su centro histórico amurallado está lleno de iglesias y edificios interesantes así que nos damos una vuelta por su foro romano y visitamos el Órgano del Mar, creado por un artista en el año 2004, es una serie de agujeros en las escaleras del paseo marítimo por las que entra el agua del mar y que, en función de la fuerza de las olas, el viento producido hace las veces de instrumento al colarse por los agujeros y entonces… el mar canta. Hay que verlo!

Un taglio de pizza, una coca colica y nuestro coche nos lleva al pueblo de Skradin, donde tenemos nuestro alojamiento actual. Tras limar nuestras diferencias con el GPS en cuanto a la ubicación del lugar, llegamos a nuestro hotel años 70. Eso sí, el pueblo nos sorprende mucho. Esperábamos una pequeña aldeucha con 4 casas y nos encontramos un coqueto pueblo que vive del parque natural de Krka (no, no me como vocales), con tiendas de artesanía y souvenirs, restaurantes, puestos de fruta y un puerto deportivo junto a la playa para el baño (que no es playa de mar, sino de río). Todo un descubrimiento.

Tras dar nuestra vuelta de reconocimiento por el lugar, decidimos aprovechar lo que nos queda de tarde y visitar Sibenik.

Precioso, con su suelo de piedra, todo tan limpio, sus calles llenas de escaleras y sus plazas maravillosas. La magnífica Logia y la Catedral ponen el broche de oro a la visita. Viendo la hora, nos quedamos a cenar en Sibenik y damos con una taberna escondida en una placeta, con mesas y bancos de madera, manteles rojos de cuadros y una carta de comida que… vamos… me lo comería tó!

Los elegidos son una ensalada de pulpo para compartir (joooss), pasta con tartuffi pa mi (aaarrhhhgg) y una especie de bistec relleno de pruscht de Dalmacia y queso de Pag para el trusky (buuuuuuff). Supongo que no hace falta que diga nada más…

Satisfechos con todo, con el día, con la visita y con la cena, ya toca retirarse al hotel, despacito, pues la noche nos ha caído encima empujándonos ya a la cama para que mañana podamos continuar nuestro viaje con energías renovadas.
Un beso.

Km: 298
Acumulado: 2130

4 comentarios:

PAPI dijo...

Mami dice que lo drisfruteis y que lo paseis bién.
le encanta lo que le estais dando de información

Los Truskys dijo...

Nos alegramos mucho!! Ya hemos actualizado los kilómetros!!

Tete dijo...

Mira... Pan con queso y leche... ¡como Heidi!
Hija mía... qué bonito.. qué poético...
Claro, sitios para dormir.. para que "Sobes"... lo que yo decía... el crata y el español que son primos hermanos...jajajaja
JAJAJAJAJAJA ¡¡¡Yo quiero ver el próximo show!!!! JAJJAJAJJA
Bueno, más que ver el Óragano del Mar.. habrá que oirlo ¿no? Jeje
Limar asperezas con el GPS significa no hacerle puñetero caso ¿no? Jajajajaja
¡Joooosss!¡Aaarrgghhh!¡Buuuffff!¡¡¡Yo también quiero!!!
Besotes... Tete

Los Truskys dijo...

Lo de "sobes" nos partimos cada vez que lo leemos.
Lo del órgano del mar, como verlo solo ves agujeros, lo que hice fue grabarlo con el móvil, y la verdad es que es un puntazo.
Al GPS lo hemos mandao a freir espárragos unas cuantas veces.