sábado, 20 de agosto de 2011

Día 8 - De Trogir a Hvar

Buenas noches andarines!

El día de hoy ha sido raro. Y cuando digo raro me refiero a poco usual para nosotros. ¿Será que nos hacemos mayores?

Esta mañana nos hemos dado el madrugón padre. A las 6.30 de la mañana toca corneta y a las 7 ya en calle. Tal derroche de energía solamente justificado por la necesidad de coger un ferry que nos llevara a nosotros y a nuestro coche de Split a Stari Grad, en la isla de Hvar.

Aterrorizados por la cola que nos podíamos encontrar, nuestra decisión de coger el primer ferry de la mañana creemos que ha sido la acertada. Por otro lado, el pánico a perder el barco y tener que esperar más de 2 horas a la salida del siguiente es lo que nos ha empujado a madrugar tanto que teníamos que ir poniendo las calles nosotros. Eso sí, en Trogir, a las 6.55 am ya había tráfico y coches parados... ¿o debería decir todavía?

El caso es que llegamos al embarcadero on time, paramos el coche en una cola y Sergio se baja a comprar los billetes. De repente, los coches de delante mío van desapareciendo de forma aleatoria... No estoy en la cola que toca!!!! Y no hacen más que adelantarme coches!!! ¿Y dónde tengo que ir? Un chico de Jadrolinja, la compañía de los ferrys, me hace avanzar... me paro al lado de otra chica... ¿para ir a Stari Grad? Todo recto, el Marco Polo. Ante esta respuesta mi cara de desesperación al decirle: Pero he perdido a mi marido! Ha ido a comprar los billetes! A todo esto, mi marido llega, nos ponemos en cola y... zas! Directos a la bodega del barco.

Qué organización. 4 veces nos preguntaron a que ciudad íbamos. Los coches, todos ordenaditos. Entramos en la zona de pasajeros y deambulamos por el barco. Cómo las cubiertas estan abarrotadas de gente y el viaje dura casi dos horas, nos acomodamos en una de las mesas del bar en cuyos asientos no hay gente durmiendo, que ya es difícil.

Entre la moqueta del suelo, las columnas decoradas con hiedra de plástico, los camareros uniformados y los sillones de terciopelo ya nos parece escuchar la sintonía de Vacaciones en el Mar... Y así, con esa alegría, avanzamos arañando las olas a nuestro paso, atravesando estrechos caminos entre dos islas y arribando, por fin, a buen puerto (por si acaso le preguntamos al camarero) en una de las 10 islas más bonitas del mundo.

Agradecidos y emocionados, visitamos Stari Grad, ya que el ferry nos ha abandonado en este pueblo, y encontramos una pequeña localidad llena de vida, con todas sus calles empedradas con una piedra clara y, sorprendentemente, bastante vacía de turistas.

Dada la vuelta de rigor, desayunado un poco y hechas unas compras (un melón y unas zapatillas para la playa), ponemos rumbo a Hvar. 20 minutos por una carretera de curvas en las que pasamos por los viñedos que dan tanta fama a esta isla, unas vistas maravillosas, un cielo azul y por fin llegamos a Hvar: la ciudad laberinto.

Nada más ni nada menos que media hora dando vueltas por las mismas 4 calles en la busca y captura de nuestro alojamiento. Ni GPS ni Google Maps ni leches!!!. Desesperados, decidimos llamar a nuestra anfitriona que viene a recogernos... estábamos a 10 metros del apartamento. De hecho hemos pasado 20 veces por delante. Pero aquí los nombre de las calles son raros y los números más. Una vez acomodados y habiendo charlado un poco con la familia propietaria nos dirigimos al centro.

Allí nos encontramos un precioso pueblo, de calles empinadas, flores, un gracioso puerto, un mar de aguas turquesas e increiblemente transparentes, un cielo celeste, playas de guijarros, gente guapa y fea, yates, restaurantes e iglesias. En resumen que nos ha gustado mucho.

Tras dar la vueltica al pueblo visitando sus highlights, nos lanzamos a la búsqueda de una playita donde darnos un chapuzón. Primero hayamos una zona de rocas habilitada para el baño... una maravilla. Y después, en el mismo pueblo, una pequeña cala justo bajo el monasterio, que comparten barcas de pesca y bañistas. Creo que ya lo he dicho pero... qué agua! Delante nuestro un islote. Barcos que van y vienen.

Hay diversos barquitos, barcas y barcazas que hacen excursiones (o traslados, más bien) a otras islas cercanas, aunque nosotros nos hemos quedado con las ganas debido a que estas excursiones son por las mañanas. Así que ya sabeis!

Con la tontería de la playa el día se nos cae encima y decidimos hacer una comida tardía consistente en... una copaza de helado cada uno!! Viva la dieta mediterránea!

Tras nuestro dulce ágape, callejeamos un poco y nos hacemos con algo para cenar, un poco de prsut y de queso y allá que vamos, hacía nuestro apartamento, a descansar un poco y darnos una ducha para quitarnos la sal del Adriático.

Que si ahora un poco de música, que si una ducha, que si esto, que si lo otro, el atarceder nos rodea y desde el balcón de nuestra habitación tenemos unas vistas poco nmenos que impresionantes de la bahía, que se va tiñendo poco a poco de naranja, luego de rojo y finalmente, cuando ya el sol se mete entre las olas para descansar, de malva y lila. Un espectáculo impresionante.

Y cuando ya el sol nos ha abandonado por hoy, nosotros nos organizamos nuestro picnic en la terraza, melón con prsut, pan con queso y yogur. Estamos de un hippie!!!

Ya con la noche bien entrada y sin demasiadas ganas pero azuzados por la necesidad, bajamos al centro, a buscar un cajero (este alojamiento no acepta tarjetas) y ya que estamos, aprovechamos para tomar algo mientras vemos como se inician los rituales de apareamiento (o más querrían algunos) entre los guiris y/o autóctonos en los bares del pueblo. Y como dice la canción... cuando llega el calor, las chicas se enamoran!

Paseamos mientras vemos los yatazos atracados en el puerto y mientras sus dueños nos miran con un poco de desdén y superioridad desde sus asientos de piel de su cubierta lacada y metalizada... qué leche, qué envidia que nos dan!!!!

Y así, con la sensación de no haber hecho nada en todo día (la cual cosa es cierta) pero habiendo disfrutado un poco de ese espíritu playero que invade a miles de humanos, nos vamos a dormir, pensando que mañana hemos de coger otro ferry hacia Dubrovnik, la gran joya del Adriático. A ver que pasa...



Km. 47
Km. Acumulados 2402

3 comentarios:

Anónimo dijo...

nenes que envidia.....pero nostros mañana nos vamos directos a los madriles, granas, almeñecas, y lanjarones!!!!!!viva las vacacionessssssssssss!!!!besitos,luis y juanmi

PAPI dijo...

La verdad es que vais a salir muy bladitos de tanto mojarse. pero si de verdad el mar Adritico es tan limpio merece la pena.Esta noche le e enseñado a mami por donde vais y se a quedado con la boca abierta, de ver lo lejos que estais , y a dicho ¡hay que ver los cojjjjjj que tienen¡ besitos

Los Truskys dijo...

Jajajajaa!! Pero para qué le enseñas nada!!!! Míralo tú y le dices que ná, que Sitges un poco más abajo y a la izquierda!!! Jajajaa.

Ya vereis las fotos, pero creemos que este mar no puede ser el mismo que el que tenemos en casa, unas calitas, con un agua turquesa como el de las fotos de los catálogos de viaje!

Y vosotros, mindundis!!! Pasadlo mu bien y nos vais informando de todo!!! Id con cuidadito!!!!

Un beso.

Silvia y Sergio