domingo, 21 de agosto de 2011

Día 9: de Hvar a Dubrovnik

Buenas noches andarines.

Hoy planeábamos un día tranquilo y menudo día hemos tenido.

Para empezar, nos levantamos mirando como el sol que ayer vimos teñir de rojo el mar, va desperezándose, poco a poco, empezando a calentarnos con sus rayos.

Un desayuno con lo que nos sobró de la cena y... ¿cómo saco el coche del agujero en el que me lo han hecho meter? Primer flipe del día. El marido de nuestra anfitriona, professional driver, me hace bajar del coche y me lo saca él hasta la calle. Cuesta arriba, en curva, por un camino estrecho como él solo y... marcha atrás!!! Yo no quería ni mirar. En broma le digo a la señora, por favor, no me lo arañe, que es nuevo! Pero en mis adentros sufría lo indecible y lo increible viendo como mi coche ascendía por semejante camino de cabras en manos de un desconocido. Todo hay que decirlo, yo habría tardado 3 vidas en sacar el coche de allí y el señor ese, en un minuto, lo había depositado impecablemente en la calle. Así que, a pesar del sufrimiento, gracias!

Ya en marcha, hemos de atravesar toda la isla de Hvar (y cuando digo toda, es toda, y no a lo ancho, precisamente) ya que hemos de coger en Sucuraj un ferry que nos lleve a tierra firme para continuar con nuestra ruta a través de la E65 (la carretera que nos está llevando desde Rijeka hasta Dubrovnik).

Mucho más relajados, calculamos coger el ferry de las 11, llegamos una hora y cuarto antes, confiados y...nos encontramos lo que ni imaginábamos. Cola. Una larga cola de coches que esperan, bajo un sol ahora de justicia, encontrar un hueco en el pequeño ferry que nos lleva a Dvrenik. Estos ferrys más pequeños, en los que sólo caben unos 30 coches, salen cada dos horas.

Nos bajamos del coche a comprar los billetes y vamos calculando coches, mirando reloj, mirando el sol... No vamos a salir de aquí hasta la tarde. La gente de los coches paseaba, visitaba el pueblo, se ponía el bañador y se bañaba... Nosotros, como buenos españoles, al bar, a por un café. Mientras vemos los coches parados, acumulando calor, nos preguntamos si la señora del bar donde estamos preparará comidas... ¿y cenas? Son las 10 de la mañana y el día se nos antoja muy largo de repente.

Llega un ferry, descarga coches y se pone a cargar. Corriendo hasta el lugar donde está el nuestro para avanzar en la cola. Cualquier avance es bueno. Casi abrazada al volante, tragando la desesperación de quedar encerrados durante horas en esa cola sin fin, nuestra esperanza aumenta al ver que, realmente, no había tantos coches, así que esperamos contentos poder coger el siguiente, a las 13h. Al menos sólo tocaba esperar 3 horas.

Por no estar dentro del coche, salimos y llegamos hasta el embarcadero. La gente desayunando, jugando a las cartas... nosotros mirando los peces cuando, de repente, cual manada de gacelas que han atisbado un león entre la maleza, todos los conductores, llaves en ristre, salen corriendo hacía sus abotargados coches. !Otro Ferry! Y allí que vamos nosotros, galopando cual cervatillos contentos de que en verano hayan aumentado la frecuencia de los barcos.

La cola avanza y cada vez vamos más pegados al de delante... queremos caber, queremos caber! Las autocaravanas que no entren! Que son mu grandes! Y cuando se acerca la señora que determina hasta donde se entra, cerramos los ojillos y.... un gordito señor nos señala por donde hemos de subir al barco! Bieeeen!!!

Ya en marcha, nos sentamos dispuestos a disfrutar de la media hora de trayecto cuando, de repente, nuestro coche se asusta a causa del movimiento y... salta la alarma!!!!! Si es que... y no una! Dos veces! ¿Pero que es esto? Todos más tranquilos, el coche y nosotros, nos abstraemos con el brillo de las olas y el increible efecto del sol en el agua, cuando, sin darnos cuenta, ya tenemos que bajar del barco.

Gracias a este ferry oficialmente inexistente, nuestros planes vuelven a ser completos y ponemos rumbo a la ciudad de Ston, donde se conservan 5km de muralla defensiva, realmente bonita.

Antes de llegar a Ston, nos toca pasar frontera, ya que nos encontramos con la única franja de tierra bosnia que da al mar. Así que pasaportes en mano y allá vamos! Mañana no creo que nos haga tanta gracia, pero ahora sí!

Una vez pasadas las fronteras, visitadas las murallas y admirado el increible paisaje entre marítimo y de lagos por el que transcurre nuestra querida E65, llegamos a Dubrovnik.

Animados por una buena entrada a la ciudad, pronto encontramos el hotel gracias al GPS (ahora sí). Primer contratiempo. Se supone que tenemos parquing gratuito. Y no vemos ni parquing, ni gratuitidad por ningún sitio. Dejamos el coche en una zona de pago y subimos al hotel, una preciosa casa a 5-10 minutos andando del centro, a dejar el equipaje y preguntarle a nuestro anfitrión donde podemos dejar el coche.

Siento mucho lo que voy a decir, pero que persona más desagradable. !Da igual donde dejeis el coche, tendreis que pagar! Eh... sin ganas de discutir preguntamos donde está la máquina para pagar. Y resulta que aquí, se paga en el quiosco. Pues vete a buscar el quiosco y la del quiosco no tiene ni puñetera idea. No tienen tickets para todo el día, sólo de una hora. Pues son las 16h de la tarde y tengo que dejar el coche hasta mañana. Ah! No sé! En el centro supone que podemos comprar los tickets de todo el día, pero las tiendas donde los podemos comprar estan cerradas hoy. Genial. ¿Dormimos en el coche, o qué?

Pues compramos un ticket de una hora y subimos a preguntar al dueño del hotel si puede darnos alguna indicación. ¿Y qué quieres que yo haga? Es su respuesta. Hartos, cansados y agotados de tanta estupidez, nos hinchamos a comprar tickets del parquing. 14 papelitos puestos en línea en el salpicadero del coche. !A tomar por......!

Así que, de mala leche, temiendo multas y cosas por el estilo, nos vamos al centro de Dubrovnik.

La verdad es que es muy bonito, decir lo contrario no sería justo. Su ancha calle principal, tan blanca, sus calle aledañas, estrechas, empinadas, llenas de escalones, que acaban en la muralla de la ciudad... Eso sí... caro de narices!!!

Mira que intentamos no hacerlo, pero llevando una semana en Croacia es imposible no comparar precios, y, desde luego, la forma de aprovecharse del turista aquí es increible. Una botella de agua cuesta más del doble de lo que nos ha estado costando.

Podría decirse que llevamos unos días que casi ni miramos los precios, puesto que todo es bastante asequible, ya sea en un bar en el mismo puerto de Hvar, en la plaza principal de Skradin, en las callejuelas de Pula o en los alrededores del mercado de Split. Todo ronda los mismos precios. Pero esto es exagerado!!!!!

Nada, un taglio de pizza, una Coca Cola y nos vamos al hotel, dispuestos a quejarnos por el tema del aparcamiento.

Por ahora el coche no tiene multa (supongo que si llega la policija y ve la fila de tickets de aparcamiento en lugar de multa se darán un panzón de reir). Por suerte, cuando subimos al hotel, el simpático no está, y en su lugar hay una señora muy agradable, que nos explica el porqué de la falta de aparcamiento (sólo tiene una plaza y se la queda el primero que llega, que no hemos sido nosotros) y que nos avisa que, si es un día, la policía no acostumbra a decir nada por el tema de la zona de pago. Ahora nos lo dice.

El caso es que la señora apacigua nuestros ánimos con un poco de charla y subimos a la habitación más relajados. Una ducha, el aire acondicionado a tope y a preparar la ruta de mañana. Qué nervios tenemos. Mañana país nuevo, frontera nueva, carreteras nuevas, moneda nueva... a ver que nos encontramos en Bosnia.

Bona nit!


Km. 214
Km. Acumulados 2616

3 comentarios:

PAPI dijo...

Bueno, siempre surge alguna dificultad pero con un poco de suerte todo ,seguro que todo va a salir bien. Aunque claro siempre hay algun sipatico, con cara de palo. A por otra etapa que esta ya es de vuelta Besosssss

Judit dijo...

bueno els dos dies que tanta por et feien ja estan superats, ara toca una nova aventura. Esperava una foto de Dubrovnik...

Los Truskys dijo...

Jo tia, que xunga ets! hem tingut un problema tècnic, però ja està resolt.
T'hem posat una foto del carrer principal de Dubrovnik, però no et preocupis que ja t'ensenyaré més!