domingo, 3 de agosto de 2014

Verano 2014 - Aventura Austríaca

Día 1 -  Esquivando la lluvia. De Barcelona a Grenoble

Hola Andarines.

Tras unos meses llenos de trabajo y estrés, con nuestra energía agotada y nuestros nervios destrozados por fin, parece mentira, pero las vacaciones han llegado!!!!

Casi sin tiempo para prepara nada nos encontramos de morros con el día que toca salir y emprender camino para descubrir nuevos lugares.

El coche con zapatos nuevos y bien revisadito, nosotros ansiosos por desconectar y kilómetros ante nosotros. ¿Qué más se puede pedir?

Pues que no llueva... o al menos que no llueva demasiado. A pesar de las tormentas torrenciales de ayer en Barcelona se levanta un día despejado y sin prisa pero sin pausa ponemos rumbo a la frontera.

Es un camino ya familiar que se nos hace un poco pesado por culpa de tanta caravana y tanta autocaravana que, según nuestro poder de deducción, vuelven a casa tras las vacaciones. Los nubarrones negros van y vienen sobre nosotros.

Hacemos un parada en Orange para descansar y recuperar fuerzas con una deliciosa galette y continuamos directos hasta nuestro destino de hoy, Grenoble.

Nuestro sencillo hotel está en las afueras, un establecimiento de la cadena Kyriad. Con parking, un precio realmente asequible y con el bus en la puerta que nos lleva hasta el centro de Grenoble en 10 minutos, creemos que ha sido una buena elección, a pesar de llegar al hotel y tener que llamar 5 veces a recepción para que bajara alguien a atendernos....

Una vez instalados dejamos en el hotel todo lo no esencial y bajamos para ir al centro. No sé si somos gafes o qué pasa con nosotros pero es poner un pie en suelo francés y ponerse a llover como si no hubiera mañana. Dudábamos si vendría el autobús o el Arca de Noé, pero valientes como somos, con un sólo paraguas para dos, esperamos estoicamente el bus nº 31 que por el módico precio de 1,60 el ticket individual (que se puede comprar en el autobús) no lleva directitos al centro.

Tenemos que refugiarnos en una cafetería a tomar un chocolate caliente, con los pantalones empapados y el ánimo calado hasta los huesos, pero cuando la tormenta postapocalíptica que nos rodea decide darnos un respiro no lo dudamos ni un momento y nos lanzamos a descubrir la ciudad.

Con un pequeño casco histórico que se articula a través de sus 3 plazas principales, un precioso jardín y el curiosísimo teleférico sirven para completar una visita que no dura más de una tarde bien aprovechada. Las torrenciales tormentas nos regalan el arcoiris más espectacular que hemos visto jamás. El precioso tiovivo que llena de luces una plaza abarrotada de cafeterías. El olor de las rosas húmedas del jardín. A pesar de las lluvia, de que es domingo y que todo está cerrado, la visita ha merecido la pena.

Cómo no tenemos nada claro que encontraremos para cenar un domingo noche en nuestra zona y no queriendo perder el bus de vuelta, compramos unos ricos paninis y vamos de vuelta al hotel.

Hoy nos iremos a dormir pronto porque aún achacamos el cansancio laboral. Mientras escribimos estas líneas ha caido un curioso chaparrrón que ha dejado lugar a un cielo azul y a una bonita luna, pero mirando por la ventana los vemos ahí. Nuestro siguiente destino que se empeña en esconderse tras oscuros nubarrones. Los Alpes..... mañana, a Liechtenstein. Esperemos que la lluvia se comporte. Ahora a dormir y...por si acaso... un paracetamol.

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