miércoles, 10 de octubre de 2012

Día 2 – Explorando sa illa

Buenas....

Aunque la intención de hoy es levantarnos bien temprano, se nos pegan un poquillo las sábanas, pero no pasa nada, estamos de break relajante.




Así que desayunamos tranquilamente, planificamos nuestra ruta del día y allá vamos, hacia el Fuerte Malbourough. Llegamos a destino y cogemos el camino que va hacía el fuerte… que está cerrado por restauración. Empezamos bien el día. Intentamos acercarnos de todos modos por si podemos ver algo desde fuera, así que llegamos a la coqueta Cala Sant Esteve y vamos a la puerta del recinto y, por supuesto, no se ve nada. Así que cabizbajos volvemos hacía el coche y, como está muy cerca, nos acercamos al Castell de Felip que… también está cerrado!! Pero qué ocurre hoy!!!

Nos acercamos a Es Castell puesto que nos habían recomendado un local en Cala Corb, llamado Es Cau, con la intención de tomar un café y continuar nuestras visitas pero entre que no lo encontramos y que leemos por internet que es un local nocturno, nos metemos en el coche esquivando abejas, avispas y abejorros y al pasar por unas ruinas decidimos pararnos. Así visitamos las ruinas de Trepucó, con su enorme talaiot y el recinto del santuario en perfecto estado de conservación.

Un poco más animados por el buen sabor de boca de las ruinas, nos dirigimos a La Cova d’en Xoroi. Y aunque un poco desconfiados por los 8 euros que cuesta la entrada hacemos caso de los cientos de recomendaciones que nos han dicho que no nos lo podemos perder. Y es cierto, es una cosa que hay que ver.

Envuelta en una antigua leyenda de amor, estas cuevas ahora albergan un disco-lounge-bar y todas esas cosas modernas. Y la verdad es que el enclave es poco menos que impresionante. Un camino de escaleras encaramado en la ladera del acantilado. A un lado piedra. Al otro mar. Vas bajando y te encuentras un par de terrazas de esas que dan vértigo y cuando llegas al bar se te queda la boca abierta. Encajado dentro de una enorme cueva natural con pasillos, han sabido adaptar el local al recinto y no al contrario. La verdad es que es impresionante. Y como con la entrada nos entra una consumición, pues ale, a tomar un cafetico al borde del precipicio. Salvo alguna señora que ser ríe como un grajo, la tranquilidad es total. Música lounge de fondo, el ruido de las olas, la brisa, un sol tímido… que gozor!

Totalmente revitalizados por la fantástica visita, empezamos a pensar que Menorca tiene muchas más cosas de las que nos habían dicho y, la verdad, muchas de ellas son preciosas.

Así que ahora ponemos rumbo a otras ruinas, las más importantes de la isla, las de Torre d’en Galmés. Y aunque seguimos con nuestro lío de los días gratis de visita que tenían que ser hoy pero no, el recinto es increíble. Los restos de un enorme pueblo talaiotico se extienden durante metros y metros. Entre sistemas de recogida de agua, estructuras de casas en perfectas condiciones, taulas, salas hipóstilas y lagartillos de toda clase y condición, pasamos un buen rato imaginando las casas de la época (no veas… qué mansiones) y cuando nuestras tripas ya rugen tanto que espantamos a las lagartijas, volvemos al coche y ponemos rumbo a Ciutadella, la otra gran ciudad de la isla.

Dejamos en el coche en un aparcamiento gratuito y lo primero que hacemos es buscar un sitio para comer. En una bonita plaza nos aposentamos en una terraza para saborear un arroz caldoso que quitaba el hipo, tanto que atraía a moscas y avispas… qué ilusión.

Tras una interacción con el personal local para pedir una indicación y con los problemas de comunicación…qué acento que tenían!!! damos una vuelta por la ciudad desierta. Todo cerrado, claro, es domingo y ni un alma en la calle, así que paseamos por sus bonitas calles con soportales, llenos de palacios aquí y allá. Precioso el mercado de pescado, alicatado en blanco y verde y muy curioso el molino que vemos en la plaza de ses palmeres. Una pequeña ciudad llena de luz que nos acaba gustando mucho, y lo que pretendía ser una vuelta en 10 minutos nos roba más de una hora!

Caminando que caminas llegamos al puerto y de allí, al coche y de allí… al hipódromo! A ver carreras de trotons que no son otra cosa que carreras de caballos que van al trote, no al galope, y en los que el jockey va en una especie de carrico atado al caballo. Se supone que es una modalidad típica de la isla (aunque haya autóctonos que no la conozcan…)

Y ahí estábamos, sentados al sol de media tarde, con nuestros cafés, mirando las características de los caballos que corrían en las carreras y haciendo nuestras apuestas, entre nosotros claro, aunque tentados hemos estado de apostar de verdad porque no era nada caro. Y rayos si deberíamos haberlo hecho! Yo acerté el caballo ganador en todas las carreras que vimos… a ver si he descubierto mi vocación…

Así que tras sentirnos como esos ricachones que van a las apuestas, sólo que nosotros sentados en sillas de camping, y tras quitarnos el gusanillo de entrar en un hipódromo, aunque sea de pista de tierra, cogemos el coche y con el atardecer sobre nuestras espaldas ponemos rumbo al hotel no sin ir haciendo unas paradas exploratorias.

Y en estas paradas damos con la Cala en Brut, una curiosísima cala abrupta a la que se accede por un sombrío camino rodeado de árboles y que está arreglada con cemento y con escaleras para bajar al agua, un agua turquesa, clarísima y transparente donde ves nadar a los peces.

Nuestro siguiente descubrimiento Cala en Blanes, con una pequeña playa y un bar enorme, el agua transparente y la soledad te incita al baño.

Y ya abandonamos la costa y marchamos hacía el interior, viendo la puesta de sol por nuestros retrovisores. Y ya casi con el sol escondido, llegamos a la costa norte, a Fornells, un pueblo de pescadores muy cercano a nuestro hotel. Vamos hasta la punta más alejada y vemos la Torre de Fornells y la Ermita de Lourdes, con el cielo morado y el sol escondido ya en lo más profundo del mar.


Y chino chano al llegar a Addaia, donde tenemos el hotel, nos acercamos a un bar a ver el Barça-Madrid y a probar la típica Pomada (Xoriguer con limón) acompañada de unos nachos, que no son típicos pero que estaban bien buenos… gooooooool!!!!

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